Las agujas del big ben vuelven a moverse. Al compás del tic
tac, nuevas historias aparecerán.
Observo la fantástica obra de arte y se hace inevitable
notar que por cada tic tac hay una historia detrás. El tiempo no para, las
historias tampoco.
Por cada tic tac, una lagrima, una sonrisa.
Por cada tac tic, un tiempo perdido.
Miro nuevamente las agujas que no paran de correr; inevitable
pensar que si existiría un tac tic, habría menos tic tac.
Sino hay un tac tic y hay un tic tac, que esperas para
cambiar esa indigna lagrima por esa hermosa sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario